La Biblia dice que un gran número de personas se darán cuenta cuando la Iglesia no este en el Mundo que JESUS MURIO EN LA CRUZ (Y RESUCITO) POR EL PERDON DE NUESTROS PECADOS Y QUE NECESITAN UN SALVADOR .Tendrán que sufrir por su Salvación la persecusión y la muerte por decapitación (Apocalipsis 20:4).La próxima Profecia a cumplirse es el Arrebatamiento (la Iglesia es llevada por Jesucristo fuera del Mundo), luego la Gran Tribulación donde se produce la mencionada persecusión y martirio hasta la muerte por no adorar al Anticristo y no dejar ponerse la Marca de la Bestia que el exige.
Los santos de la Tribulación son sencillamente aquellos santos que viven durante la Tribulación. Creemos que la iglesia será arrebatada antes de la Tribulación, aunque la Biblia indica que un gran número de personas durante la Tribulación colocarán su fe en Jesucristo. En su visión del cielo, Juan ve un gran número de estos santos de la Tribulación que han sido martirizados por el anticristo: "Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos" (Apocalipsis 7:9). Cuando Juan pregunta quiénes son, se le dice: "Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (versículo 14).
La Tribulación será un tiempo muy difícil para los impíos por causa de los juicios de Dios. También será un tiempo de gran persecución para los creyentes (santos), a causa de la persecución del anticristo (Apocalipsis 13:7). Daniel vio el Anticristo "haciendo guerra contra los santos, y los vencía" (Daniel 7:21). Por supuesto, la salvación eterna de los santos está asegurada: Daniel también vio que "vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino" (Daniel 7:22; cf. Apocalipsis 14:12-13).
Los santos de la Tribulación escucharán el evangelio desde varias fuentes posibles. La primera es la Biblia; quedarán muchas copias de la Biblia en el mundo, y cuando empiecen a venir los juicios de Dios, es probable que muchas personas reaccionen y busquen una Biblia para ver si las profecías se están cumpliendo. Muchos de los santos de la Tribulación también habrán escuchado el evangelio por parte de los dos testigos (Apocalipsis 11:1-13). La Biblia dice que estos dos individuos "profetizarán durante 1.260 días [tres años y medio]" (versículo 3) y que realizarán grandes milagros (versículo 6). Y luego están los 144.000 misioneros judíos quienes son redimidos y sellados por Dios durante la Tribulación (Apocalipsis 7:1-8). Inmediatamente después de la descripción de los que han sido sellados en Apocalipsis 7, leemos acerca de las multitudes de los santos de la Tribulación que son salvos de todos los rincones del mundo (Versículos 9-17).
Los santos de la Tribulación servirán a su Señor Jesucristo en medio de su angustioso entorno. Fieles hasta el final, muchos de estos creyentes morirán por su fe. Pero en su muerte, vencerán; "Y ellos le han vencido [a Satanás] por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte" (Apocalipsis 12:11). Y Dios les recompensará: "Y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos" (Apocalipsis 7:15-17).
Alabamos al Señor porque el gran día de angustia también será un gran día de gracia. A pesar de que Dios está aplicando Su justo castigo en un mundo incrédulo, Él mismo estará restaurando Israel a la fe y estará extendiendo la gracia para todos los que creen, tanto judíos como gentiles. Dios siempre se ha dedicado a salvar a las personas, y esa salvación aún estará disponible durante la Tribulación. Ahora bien, no espere hasta ese momento; reciba a Jesús ahora (Juan 1:12).
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